El juego es una función vital que se nos presenta como un intermezzo, un interludio en nuestra rutina, un paso fuera de nuestra vida ordinaria.
Mientras jugamos, todo es movimiento, alternancia, sucesión, asociación, cambio. 

Concibo el juego como un ritual y el patio de recreo como un círculo mágico donde reina un orden absoluto y peculiar. En este mundo imperfecto en el que vivimos, nos ofrece una perfección temporal y limitada.

Como artesana, soy capaz de transformar los materiales en ideas. Para dar forma a estas esculturas, he elegido trabajar con diferentes materiales y desafiarme a través de la exploración de sus variados comportamientos.

Mediante del proceso de creación logro sentir placer: juego con la realidad mezclando experiencias de mi mundo interior con el mundo exterior. En esta mezcla es donde yace mi inspiración.