Las ofrendas funerarias, en arqueología y antropología, son aquellos objetos enterrados junto con el cuerpo de una persona fallecida. Por lo general, son posesiones personales, suministros para suavizar el viaje del difunto a la otra vida u ofrendas a los dioses.
Mi versión de "Grave Goods" son amuletos, artefactos poderosos, juguetes eternos para jugar sin fin en el mundo del Más Allá.
Aparecen como deliciosas esculturas del tamaño de una mano, combinando piedras preciosas talladas a mano y rubíes y circonitas cultivadas en laboratorio, envueltas en una ducha de aluminio anodizado. Las formas tienen reminiscencias de chuches y piruletas, hechas para cruzar al Inframundo y traer algo de dulzura a todas mis personas queridas que han partido ya.
Según lo escrito por mi profesor Theo Smeets: Esta familia de objetos tiene una cierta cualidad interna, la rememoración de quién y qué somos, o tal vez: de lo que podríamos haber sido. Al mirar estas joyas, en algún momento uno se da cuenta de que algo dentro de nosotros se ha perdido, ignorado, olvidado: la alegría de jugar, el juego sin ganancia material, la vida que una vez vivimos como cosas elementales. Esto se combina con la tristeza, el dolor e incluso un toque de abatimiento de volvernos adultos.